Cuajo de ternero
El cuajo de ternero aporta al queso un sabor rico y un gusto increíble: una explosión de fragancias, incluso aquellas más recónditas, se liberan durante la cata, regalando una sensación flamante que involucra los labios, la lengua y la garganta.
La riqueza enzimática del cuajo de ternero confiere al producto final una ventaja organoléptica y sensorial notable, además de liberar aromas, sabores y sustancias aromáticas en continua evolución durante todo el proceso de curación del queso.
Cuajo de ternero de bufalo
El cuajo de ternero de búfalo confiere al queso un aroma dulce y recuerda de forma delicada al aroma del musgo. Un sabor a leche cremosa y a nata. El cuajo de ternero de búfalo libera un aroma completo, envolvente y único en el producto final.
Cuajo de cordero
El cuajo de cordero dona al queso un aroma delicado de leche de oveja, que perdura en el paladar con notas dulces. Los aromas percibidos se van intensificando hasta alcanzar un final picante agradable con aromas de queso azul. Una sensación armónica, una persistencia más o menos larga y un aroma persuasivo, amplio y penetrante, en función de la curación del producto final.
Cuajo de cabrito
El cuajo de cabrito confiere al queso notas sensoriales únicas y distintivas, un sabor aromático, pleno y cremoso al inicio, que se transforma en un sabor pronunciado, intenso y picante de curación avanzada. Un tono decidido y perseguido; un producto final noble y tenaz.